sábado, 6 de septiembre de 2014

Hiperactividad: Causas, Consecuencia y tratamiento

 

Indicadores de hiperactividad en los distintos momentos evolutivos

  • 0 a 2 años: Descargas mío clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, periodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos, irritabilidad.
  • 2 a 4 años: Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro, a causa de esto están más propensos a sufrir accidentes.
  • 4 a 5 años: Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
  • A  partir de los 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.

Causas

La causa de la hiperactividad es orgánica. Se trata de una deficiencia desde el punto de vista de los elementos neurotransmisores (principalmente la dopamina) que provoca una disminución de la velocidad de una zona del cerebro (el lóbulo central), responsable del control de ciertos comportamientos. Esta deficiencia es a menudo hereditaria (en el 95% de los casos) y está presente desde el nacimiento, aunque no se aprecie claramente hasta los 4 o 5 años.  El 35% de los padres y el 17% de las madres de niños hiperactivos lo son también y hay muchas probabilidades de que algún tío, tía o primo lo sean también.  En sus últimos estudios, los investigadores, han demostrado que menos del 5% de los hiperactivos lo son como consecuencia de una lesión adquirida, a causa de una falta de oxigeno en el nacimiento.  En la realización del diagnóstico, el electroencefalograma, descarta o confirma la epilepsia, que se da a veces entre los hiperactivos.   La hiperactividad no tiene signos físicos claros que puedan verse por rayos X o en el test de laboratorio. Aunque el niño no muestre lesiones adquiridas en el cerebro, no existe seguridad de que no sea un niño hiperactivo. La hiperactividad Infantil es bastante frecuente, se calcula que afecta aproximadamente a un 3% de los niños menores de 7 años y es más común en niños que en niñas (hay 4 niños con hiperactividad por una niña con esta misma conducta). En el año 1914 el doctor Tredgold argumento que podría ser causado por una disfunción cerebral mínima, una encefalitis letárgica en la cual queda afectada el área del comportamiento, de ahí la consecuente explosiva actividad voluntaria y la incapacidad de estarse quietos. Posteriormente en 1937 Bradley descubre efectos terapéuticos de las anfetaminas en los niños hiperactivos. Basándose en la teoría anterior les administraba medicamentos estimulantes para el cerebro y se observaba una mejoría de los síntomas.

Consecuencias en la familia

Los padres suelen definir a un hijo con hiperactividad como inmaduro y maleducado. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los padres y algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres retan exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte (sobretodo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, ya que verá que siempre lo acaban retando haga lo que haga.

Tratamiento

El tratamiento depende de cada caso individual.  En la actualidad, podemos disponer de tres modalidades para ayudar al niño: la farmacológica, la psicológica y la educativa.

Farmacológica:

El tratamiento que se sigue para estos niños es, en su mejor caso, el uso de los medicamentos. El principal fármaco que se utiliza es el METILFENIDATO. Sus efectos inmediatos son un aumento de la capacidad de atención y concentración y una reducción de la hiperactividad y la movilidad del niño, debido a que a través de ese agente externo se estimula al cerebro para que alcance los niveles de activación necesarios para un correcto mantenimiento de la atención. Como efectos secundarios, en algunos casos se produce una falta de apetito y de sueño. Sin embargo, dichos efectos duran poco tiempo: se elimina por la orina en unas cuantas horas y, es preciso volver a tomar otra pastilla. Por lo general, se toma una pastilla al levantarse y otra a medio día para que el efecto sea máximo en el momento en que el niño acude a la escuela, pero depende de la prescripción médica que se realiza en función de la edad del niño, la gravedad de sus problemas. Normalmente es adecuado medicar al niño después de los 5 años. Antes de esta edad no se puede medicar porque es difícil diagnosticar en el niño el déficit de atención, ya que está desarrollando su capacidad atencional y está en un período de exploración y manipulación, lo que hace difícil discriminar entre lo que es su comportamiento normal y el que no lo es. Depende de la evolución que tenga el niño, se puede recomendar que se retire definitivamente o que se retome en períodos concretos. Por lo general, a partir de los 12 años no se hace necesaria.

Psicológica:

Este tratamiento esta destinado a mejorar el ambiente familiar con intervenciones psicológicas de distintos tipos y que facilitan el tratamiento de estos niños, estas son:
 
La terapia cognitiva-conductista: Ayuda a personas a trabajar asuntos más inmediatos. La terapia los apoya directamente en cuanto a cambiar su comportamiento. El apoyo puede ser asistencia práctica, tal como ayudar a aprender a pensar cada tarea y organizar su trabajo o fomentar nuevos comportamientos dando elogios o premios cada vez que la persona actúa de la forma deseada. Un terapeuta cognitivo-conductista puede usar tales técnicas para ayudar a un niño impulsivo a pensar antes de hablar.
 
El adiestramiento en cuanto a destrezas sociales: Puede ayudar a niños a aprender nuevos comportamientos. En el adiestramiento de destrezas sociales, el terapeuta habla y muestra comportamientos apropiados tales como esperar el turno, compartir juguetes, pedir ayuda o responder a burlas, y luego le da la oportunidad al niño de practicar. Por ejemplo, un niño puede aprender a "leer" las expresiones faciales y el tono de voz de otras personas para poder responder más apropiadamente. El adiestramiento de destrezas sociales ayuda a aprender a participar en actividades de grupo, a hacer comentarios apropiados y a pedir ayuda. Un niño puede aprender a ver cómo su comportamiento afecta a otros y a desarrollar nuevas maneras de responder cuando está enojado o lo empujan.
 
Los grupos de apoyo: Conectan personas con inquietudes en común. Muchos adultos y padres de niños afectados pueden encontrar que es útil unirse a un grupo local o nacional de apoyo de este trastorno. Los miembros de los grupos de apoyo comparten frustraciones y éxitos, recomendaciones de especialistas calificados, información acerca de qué funciona, así como esperanzas en sí mismos y en sus hijos. El compartir experiencias con otros que tienen problemas similares ayuda a personas a saber que no están solas.
 
El adiestramiento en destrezas en cuanto al cuidado de hijos: Ofrecido por terapeutas o en clases especiales, les da a los padres las herramientas y técnicas para manejar el comportamiento del hijo. Una de estas técnicas es separar el niño del resto por un corto tiempo cuando el niño se vuelve ingobernable o fuera de control. Durante los tiempos en que esta separado del resto de los niños, se saca el niño de la situación inquietante y se sienta solo y quieto por un rato hasta calmarse.

Educativa:

Una manera efectiva de modificar el comportamiento de un niño es a través de la ayuda educativa regida por premios, castigos y economía de fichas.Premios: Para un niño un premio es algo agradable que desea alcanzar, de tal modo que hará lo que sea por conseguirlo. Las actividades que más le gustan al niño y que habitualmente suele realizar, como pueden ser jugar con sus juguetes, ver la televisión o ir al cine con sus primos pueden entenderse y emplearse como un premio. En definitiva debe ser algo que el niño quiere y que tiene ganas de conseguir. Así pues el niño recibirá un premio cada vez que cumpla con la tarea deseada.
 
Castigo: Los castigos implican privar al niño de algo que le agrada o forzarle a hacer algo desagradable. Puede resultar eficaz a veces, pero no siempre elimina las conductas inapropiadas en el niño hiperactivo. El castigo puede ser útil para controlar ciertas conductas temporales, pero a largo plazo carece de eficacia. Si la conducta es indeseable el castigo más eficaz es ignorarla. Siempre y cuando la conducta no sea peligrosa.
 
Economía de fichas: Esta técnica consiste en dar puntos negativos o positivos en función de si se cumple o no cierta conducta. Cada punto negativo elimina el valor del punto positivo. El número total de puntos se canjea por distintos premios. La lista con las conductas "objetivo" tienen que estar a la vista del niño, así como los puntos conseguidos. Se recomienda utilizar con niños mayores de 3 años.

Investigación Práctica

En el trabajo práctico, quise realizar una entrevista a una madre de un joven que sufrió de Hiperactividad, para así saber como era el joven cuando niño, como reacciono ella como madre, de que manera influyo este problema en su familia y de que manera se fue él desarrollando mientras crecía. Además quise saber el tratamiento que siguió, donde acudió cuando supo que su hijo era hiperactivo y que consecuencias le a traído hoy este síndrome al joven.
También quise saber si lo que investigue en la parte teórica coincide con lo que se vive en la realidad.

Conclusiones

Hay muchos niños hiperactivos en el mundo, y que uno puede comenzar a notar este trastorno desde muy temprana edad, ya que cuando son bebes tienen problemas en el ritmo del sueño y con las comidas. Además me di cuenta de que lo que dice la información pasa en la vida real, ya que los niños en verdad tienen problemas al estar tranquilos, tienen dificultad al aprender, y son excesivamente activos. También los padres sufren con este déficit, ya que para ellos es muy difícil aceptar que hay un problema y que deben solucionarlo, ellos no saben bien que hacer y retan excesivamente a sus hijos, sin saber que eso no soluciona problemas, si no que en cierto modo los empeora.
 
 
Terapia para niños con Hiperactividad
 
 
 

Niños Hiperactivos


 
HIPERACTIVIDAD EN LOS NIÑOS



¿Qué es la hiperactividad?
Es un trastorno de la conducta en los niños, se describió por primera vez en 1902 por Still. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar una tarea, pero que rápidamente abandonan para iniciar otra que a su vez vuelven a dejar sin terminar.

Características Generales

Atención:

Lo que más caracteriza al niño hiperactivo es su falta de atención cercana a detalles. La distracción más vulnerable es a los estímulos del contexto ambiental. En casa tienen dificultades para seguir las reglas que se le marcan para organizarse y parece que no escuchan cuando se les habla. En el Jardín Infantil cometen errores por no fijarse en los trabajos o en las diferentes actividades. Con frecuencia saltan de una tarea a otra sin terminarla, ya que evitan situaciones que implican un nivel constante de esfuerzo mental.

Impulsividad:

 Con frecuencia actúa de forma inmediata sin pensar en las consecuencias. Está inquieto con las manos o los pies y no puede sentarse quieto. Está activo en situaciones en que es inapropiado. Habla de forma excesiva, responde antes de que la otra persona termine, tiene dificultad para esperar su turno y frecuentemente interrumpe.

Excesiva actividad motora:

Lo más característico de estos niños es la excesiva actividad motora. Siempre están en continuo movimiento, corren, saltan por la calle, nunca quieren ir cogidos de la mano. Su excesivo movimiento no persigue ningún objetivo, carece de finalidad.

Comportamiento:

Su comportamiento es imprevisible, inmaduro, inapropiado para su edad. No son malos pero sí que son traviesos. Se muestran violentos y agresivos verbal y físicamente. Con frecuencia mienten y cometen hurtos.

Aprendizaje:

La mayoría de los niños hiperactivos presentan dificultades en el aprendizaje. El 40 ó 50% de los niños hiperactivos tienen un bajo rendimiento escolar. Tienen dificultades perceptivas, con lo cual no diferencian bien entre letras y líneas y tienen poca capacidad para estructurar la información que recibe a través de los distintos sentidos.

Desobediencia:

Al niño hiperactivo le cuesta seguir las directrices que se le marcan en casa. El niño hace lo contrario de lo que se dice o pide. Sus padres tienen especial dificultad para educarles en adquirir patrones de conducta (hábitos de higiene, cortesía...).

Estabilidad emocional:

Presentan cambios bruscos de humor y no aceptan perder, por lo que no asumen sus propios fracasos.



¿CÓMO SABER SI TU NIÑO ES HIPERACTIVO?


sábado, 21 de junio de 2014

LA ESCUCHA ACTIVA

 ESCUCHA ACTIVA ENTRE PADRES E HIJOS
 
Hay una serios de aspectos que son necesarios saber para comprender la Escucha Activa, entre ellos:

a) Lo emocional frente a lo racional:
 
 • Hay dos aspectos psicológicos en el ser humano:
 
– Nuestra parte RACIONAL: conjunto de ideas, pensamientos, creencias, conocimientos, etc.
– Nuestra parte EMOCIONAL: conjunto de sensaciones, sentimientos y emociones.
 
• La Escucha Activa atiende primero a la parte emocional del mensaje, posteriormente lo escuchado se racionaliza. La Escucha Activa atiende a la parte emocional del que habla.
Con los siguientes ejemplos se puede captar la forma activa de escuchar.

Ejemplo 1.- Un niño/a llega a casa de la escuela diciendo: “Odio la escuela, no voy a ir más”. La reacción típica de los padres suele ser: “¡Cómo, que dices! Cómo que no quieres ir, a la escuela vas aunque te tenga que llevar yo. Es por tu bien”. (Aquí los padres han racionalizado el mensaje del hijo/a. Su respuesta es racional). La reacción desde la Escucha Activa podría ser: “Parece que hoy has tenido un día malo en la escuela, ¿no es cierto, hijo/a?, cuenta, ¿qué ha ocurrido?” (Aquí los padres “escuchan” el mensaje emocional del hijo/a y responden emocionalmente). A partir de aquí se puede seguir escuchando lo que se va exponiendo y haciéndole frente.

Ejemplo 2.- Un niño/a les comenta a sus padres: “Me han castigado hoy en la escuela”. Una reacción frecuente en los padres suele ser: “¿Qué es lo que hiciste tú?”; o esta otra: “Probablemente te lo merecías”. (Respuesta racional). La reacción desde la Escucha Activa podría haber sido: “Me imagino que te sentirías mal, ¿quieres contarme lo que ocurrió?”. (Reacción emocional). A partir de aquí se puede seguir escuchando lo que se va exponiendo y haciéndole frente. Podemos DEFINIR la Escucha Activa como la forma de escuchar en la que el receptor (el que escucha) trata de entender lo que siente el transmisor (el que habla), o lo que significa el mensaje. Posteriormente expresa con palabras lo que comprendió y lo transmite para que el transmisor lo verifique. El receptor no manda un mensaje propio, como sería el caso de una evaluación, opinión, consejo, reproche, análisis, etc., sino que transmite lo que piensa que significa el mensaje del otro.
 
b) La forma y las actitudes de la Escucha Activa
 
Resumimos algunos aspectos de la forma y las actitudes que hay que tener para escuchar activamente al otro:
Actitudes necesarias para utilizar la Escucha Activa Para llevar a cabo la escucha activa deben estar presentes ciertas actitudes básicas. Sin ellas, usted no será un buen escucha.
La forma activa de escuchar:
 
• Ayuda a que los niños tengan menos miedo de sus sentimientos negativos.
• Promueve una relación cálida entre padres e hijos.
• Facilita que el niño resuelva sus problemas.
• Influye para que el niño sienta más deseo de escuchar las ideas y pensamientos de sus  padres.
• Hace que “el niño sea el que habla”.

Actitudes básicas:   
 
• Debe desear escuchar lo que el niño tiene que decir.
• Debe desear ser de ayuda para él para resolver ese problema en particular.
• Debe poder aceptar sus sentimientos.
• Debe tener una profunda confianza en la capacidad del niño para manejar sus sentimientos, para trabajar en ellos y para encontrar soluciones a sus problemas.
• Debe estar consciente de que los sentimientos son transitorios.
• Debe poder ver al niño como alguien aparte de usted.
• Debe tener una gran capacidad de paciencia.
 
 
 
 
 
 

sábado, 3 de mayo de 2014

Hacer las cosas por si mismos


 Enseñar a los niños a hacer las cosas por sí mismos

 Cuando los padres creen que deben hacerlo todo por sus hijos tal vez los niños no aprendan a ser responsables por sí mismos. Los buenos padres son aquellos que hacen menos cosas por sus hijos, dejándoles asumir responsabilidades a ellos. Los niños, por ejemplo, tienen que aprender a ser responsables y constantes desde pequeños, poco a poco.
Es una tarea de los padres del día a día que tienen que iniciarse desde bien temprano: hay que enseñar a los niños a desarrollar sus capacidades y sus habilidades sociales. Es difícil saber lo competente que es un niño. A veces nos movemos en contradicciones y los tratamos como si fueran incapaces y otras esperamos que entiendan cosas que apenas entendemos nosotros.
 
Es difícil determinar el nivel de habilidad de un niño en cualquier etapa de su desarrollo a causa de su comportamiento discontinuo y a veces incomprensible. Además, éste viene influido por las actitudes paternas, que oscurecen la capacidad real del niño. El resultado es que los niños a los que se les hace sentirse incompetentes creen que sus padres dudan de sus aptitudes, lo cual les lleva a ellos mismos a dudar de su propia capacidad, lo que puede afectar a su autoestima. Es importante la actitud que los padres tengan respecto a sus hijos, puesto que puede determinar la relación que tenga con el hijo e influir en su desarrollo como persona.
 
Presuponer que los hijos son capaces no significa que deban conseguir todo lo que se proponen. Esto es imposible, pero es muy importante aprender de los errores. Conviene recordar que también aprendemos por ensayo y error. Los padres que crean que sus hijos pueden aprender de sus propios errores acabarán convenciéndoles, antes o después, lo cual les será muy útil en su vida de adultos. Hacer por los niños cosas que ellos son capaces de hacer por sí mismos sin obtener nada a cambio conduce a la culpa y al resentimiento. en una relación. Pedir algo a cambio no significa que se sea un padre egoísta. Al contrario, se está mostrando al niño que así funciona el mundo real. Ser padre/madre es un papel temporal que se desempeña durante un período determinado de la vida. Debemos asegurarnos de que no se convierta en una tarea permanente y tan ardua que nos haga olvidar, y nos impida hacer, el resto de cosas que conforman nuestra existencia y nuestros deseos y necesidades.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

¿Qué es ser padres?


QUÉ ES SER PADRE O MADRE
 
El trabajo de padres es, sin ninguna duda, el más hermoso, generoso y gratificante, pero al mismo tiempo el más complejo y sufrido de cuan- tos haya. Y los padres lo tienen que afrontar con la preparación que disponen y han aprendido. Algunas ideas les puede ayudar a cumplirlo lo más satisfactoriamente posible.
Preparándose para la paternidad/ maternidad: Todos los padres desean lo mejor para sus hijos. Lograrlo no depende solo del trabajo que ellos hagan como padres sino tambien de otros muchos factores que les ayudará o dificultará en su función. Pero si preguntamos a los padres, como dice Wayne W. Dyer, en su libro La felicidad de nuestros hijos: ¿Qué dese- as por encima de todo para tus hijos?, se pue- den recoger algunas de las siguientes respuestas:

– Quiero que mis hijos sean felices. – Quiero que sepan cómo disfrutar de la vida y apreciar cada día como algo maravilloso. – Quiero que se sientan satisfechos e importantes como personas. – Quiero que tengan sentimientos positivos sobre sí mismos y sobre la vida.
– Quiero que crezcan sabiendo cómo enfrentarse a los problemas y, que estos, no les derroten.
 – Quiero que no se sientan deprimidos e inseguros.
 – Quiero que tengan un arraigado sentido de la paz interior, que los sustentará en épocas difíciles.
– Quiero que sean sensibles, responsables y respetuosos con la naturaleza y con la humanidad.
 – Quiero que descubran y ejerciten sus capacidades, se sientan satisfechos y tengan el estímulo de un propósito en la vida.
 – Quiero que se sientan queridos y sean afectuosos.
– Quiero que gocen de buena salud, tanto física como mental. Tratar de lograr todo eso en vuestros hijos es importantísimo y un reto, pero hay que trabajar para conseguirlo.
 
 
 
 Esa es la función de los padres: trabajar haciendo de padres.
 
Los buenos padres no nacen, se hacen: aprender a ser padres El trabajo más hermoso, admirable y gratificante, pero también el más complejo y difícil es, sin duda, el de padres. A pesar de lo que mucha gente cree, pocas madres y padres saben, sólo por instinto, cómo actuar y resolver las situaciones con sus hijos. Aunque los progenitores que han tenido más experiencia con niños ya sea por sus hermanos, sobrinos o por haber hecho de canguros se sienten algo más “capacitados” con los pequeños, todos tienen que aprender a actuar como padres como las muchas cosas que los humanos tenemos que ir aprendiendo a lo largo de nuestra vida:

TENGA EN CUENTA:
 
• Las madres y los padres que acaban de tener un hijo verán que su amor se desarrolla poco a poco, que si se implican totalmente irán aumentando su experiencia, pero también que existen momentos de angustia en los que incluso llegan a desear un regreso a su vida anterior al nacimiento del hijo. Este “tira y afloja” es una parte natural de la difícil tarea de actuar como padres. Pero es una experiencia única y gratificante.
 
 • Busquen artículos y libros sobre la paternidad y la educación de los pequeños. Le puede ser de utilidad el siguiente libro que le recomendamos: Padres eficaz y técnicamente preparados, de Thomas Gordón. 
 
 • Así mismo le insistimos en que amplíe sus conocimientos sobre este tema. Para ello
puede recurrir a la bibliografía que, nos ha servido de base para la elaboración del mismo, además de la que Vd. pueda ir incorporando a su propia biblioteca. Pero su objetivo al leer estos libros no debe ser convertirse en un padre/madre perfecto/a, ya que eso es algo que no existe. Tampoco debe aspirar a conocer de antemano todas las respuestas sobre el tema de la educación infantil, lo que resultaría imposible. La lectura debe ayudarle a reflexionar y hablar entre ambos progenitores sobre la forma de enfocar ciertos temas clave, como por ejemplo: la comunicación, la autoestima, la disciplina, las actitudes y los valores, la responsabilidad, etc. Leer, a conducir, a montar en bicicleta o a llevarse bien con los demás. En épocas anteriores a nadie se le había ocurrido sugerir a los padres cómo deberían ocuparse de sus hijos. Se suponía que cada uno hacía lo “natural” que consistía en repetir lo que habían hecho sus padres. Esto era un buen principio para abordar los nuevos requerimientos que se les presentaban a los que se iniciaban como padres, aunque en muchos casos no suficientes como para abordar tan complejo trabajo.
 
Hoy en día la mayoría de padres empiezan cargados de dudas sobre la manera más adecuada de educar a los hijos. Estas dudas vienen de que la mayor parte de nosotros nunca hemos recibido lecciones sobre el desarrollo infantil, sobre el desarrollo de la personalidad, la importancia de la autoestima, de cómo crear y desarrollar hábitos saludables, etc., ni tampoco de la alimentación, cambio de pañales, ni de los llantos y vómitos. Estas dudas también vienen por la falta de una actitud favorable hacía la lectura de libros y artículos sobre el mundo infantil y lo relacionado con lo que se conoce como “Escuela de Padres”. Aquí es cuando aparece la gran importancia que tiene la confianza en sí mismo a la hora de criar bien a un niño. La confianza en sí mismo, en lo que se está haciendo, es una ventaja extraordinaria, pues hace a los padres sentirse más a gusto, más seguros en su papel y, por tanto, disfrutar más. Insistimos en que nadie nace con instinto maternal o paternal. Lo más parecido a ese instinto es lo que se aprende del modo en que nos trataron nuestros padres durante la infancia. No hay más que ver a los niños de tres, cuatro y cinco años ocupándose de sus muñecos, regañándoles o alabándoles lo mismo que sus padres les alaban o les regañan a ellos. Veinte años más tarde se comportarán igualmente con sus hijos. Así las actitudes básicas frente a los futuros hijos se aprenden en los primeros años de vida.
 
El resto llega con la paternidad: se aprende a ser padre y madre, sobre todo, ocupándose de su primer hijo. De este modo, “ser padre” se aprende día a día. Se es padre en el actuar como padre. El vínculo con el niño empieza a forjarse en los contactos diarios durante los primeros meses: al coger al bebé, al alimentarlo, al intercambiar miradas y sonrisas con él, y se va desarrollando a lo largo del tiempo ya que es un proceso continuo. Resulta muy positivo que los padres acepten y hablen sobre los sentimientos de irritación y malestar que experimentan al tener a su cargo a una criatura tan pequeña y difícil de tratar, ya que esta confesión conjunta les puede ayudar a que desaparezca la tensión, a comprender lo difícil y compleja de la nueva situación, las carencias que cada uno pueda tener sobre este tema y a unirse todavía más. La comunicación, el diálogo sobre los temas relacionados con su papel de padres, sin intentar dominar con “su saber” el uno sobre el otro, es un elemento favorecedor de una dinámica de pareja armónica. A la comunicación y a la escucha activa se le da, en todo este manual, una gran importancia por ser el recurso más importante para abordar y resolver situaciones y conflictos.
 
 
 

Tiempo para los hijos 2

 

CANTIDAD Y CALIDAD DE TIEMPO PARA NUESTROS HIJOS

La calidad de tiempo con los hijos no se mide por lo entretenido que haya sido el rato que pasamos con ellos. Los padres de hoy tienen muchas más complicaciones para pasar tiempo con sus hijos que en épocas anteriores, el trabajo fuera de casa impacta directamente la forma en que deben administrar el tiempo para atender las necesidades tanto físicas como emocionales de los hijos.
Para un hijo es tan importante la calidad como la cantidad de tiempo que sus padres le brindan y ese equilibrio debe permitir a un padre conocer, comprender, saber qué sienten y quiénes son sus hijos.
La autora del libro De la culpa… a la calma, Ángela Marulanda, escribe al respecto lo siguiente: “Parece que en nuestra loca carrera por estirar el tiempo, finalmente logramos hacer todo… menos vivir, si por ello entendemos compartir, jugar, reír, conversar, gozar… amar. Por andar ocupados en que nada les falte a los hijos, los padres no les damos más sino menos, menos sosiego, presencia, comprensión, menos de todo lo que precisan para crecer tranquilos”.
“Los niños perciben cuando fingimos prestarles atención, pero realmente no lo estamos haciendo”. Si el tiempo que dedicas a tus hijos sólo alcanza para darles órdenes, suplicarles, corregirlos y apurarlos o sólo prestas atención cuando gritan, lloran o hacen alguna travesura, ese tiempo, aunque sea mucho, no es de calidad.
La opción es buscar espacios para estar presentes de cuerpo y alma porque, afirma Marulanda, muchas de las dificultades que nuestros hijos enfrentan son el resultado de no haberse sentido suficientemente valorados por nosotros, porque no estuvimos ahí para ellos.
“La calidad de tiempo con los hijos no se mide por lo entretenido que haya sido el rato que pasamos con ellos, sino por lo mucho que ese tiempo nos permita conocerlos. Es en esa quietud cuando son evidentes sus inquietudes, sus tristezas, sus dichas, es decir, lo que ocurre no fuera, sino dentro de nuestros hijos. Tenemos que propiciar encuentros en los que podamos percibir su confusión y orientarlos, así como sus cualidades y fortalezas para reafirmarlas”.
“No son las diversiones sino nuestro interés y dedicación personal a los hijos lo que nos permite tejer con ellos esos lazos afectivos que no se dan con la mera convivencia, y que son los que les hacen ver que ellos son lo más importante de nuestra vida, que los amamos más que a nadie”, eso es calidad y se debe dar en suficiente cantidad.
 
 
 
 

Escuela de Padres 1

La Escuela para Padres

Es un espacio de apoyo y sostén profesional para encarar y elaborar las dificultades constitutivas de ser padre. Se concurre cuando tienen necesidades de orientación, información o asesoramiento
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   La paternidad y la maternidad no son materia de la Universidad, ni hay un manual de recetas.
   Se busca ayudar a los padres a interiorizarse en su propia experiencia de paternidad, a vivenciar sus vínculos actuales, procesando sus vínculos pasados para rescatar lo positivo y no repetir lo perjudicial, que ha causado dolor y sufrimiento.
   Se encara el trabajo clínico a partir de la integración del psicoanálisis con otras teorías y la dinámica del grupo multifamiliar.
   Ser padre o madre no son atributos esenciales sino que se constituyen en una realidad cotidiana, en el seno de una sociedad con modos de relacionarse específicos y con los avatares de las influencias de las condiciones materiales de existencia: economía, educación, trabajo, recreación, etc.. Estos reciben influencias de la moral social predominante en la sociedad, con la cual pueden o no coincidir, pero la posición relativa a la ética familiar, tiene efectos en el modo de crianza y de encuentro o desencuentro con lo que hacen otros padres del entorno cercano.
   “La Escuela” no se orienta hacia la enseñanza catedrática, aunque si se ofrece cierta información cuando es necesario, pero más bien se tiende hacia el aprendizaje y la interiorización de una experiencia como vehículo de cambio, a partir de lo conflictivo como también de lo que otros padres tienen más resuelto.
   Nuestro trabajo está íntimamente relacionado con la concepción de la salud, la enfermedad mental, lo no elaborado transmitido trans-generacionalmente y la complejidad de la mente en relación con otras mentes. Como influye lo intrasubjetivo (el propio psiquismo), lo intersubjetivo (los vínculos entre las personas) y lo transubjetivo (de otras generaciones). Al mismo tiempo que lo que sucede en el “entre”, en los vínculos más significativos, va a conformar lo intrasubjetivo, el mundo interno. El modo en que han sido vivenciado los afectos, de cómo uno se ha sentido tenido en cuenta es el modo en que son internalizados los vínculos dentro de la mente articulados en un mundo interno, condicionando la manera de percibir “la realidad”.
   La realidad es mucho menos objetiva de lo que creen muchas personas, se puede cambiar la realidad de acuerdo a lo que la persona genere con los otros, es decir, si alguien se siente conforme y confía en sus proyectos, genera confianza y “buena onda”, por lo que dan ganas de seguirlo o estar compartiendo con él. En cambio, cuando nos encontramos con gente resentida, llena de odio, nos alejamos. Generar que la gente se acerque o se aleje de uno, abre o cierra puertas, las puertas son la oportunidad de vivir una vida más plena, desarrollando las posibilidades internas.